miércoles, 23 de septiembre de 2009

CARTAS EN DEFENSA DE LA CIUDAD DE LOS POETAS

Estimado Sr. Neira
Carta remitida a periódico EL PAIS
Madrid, 2 de Setiembre de 1996

Su artículo sabateño tiene cierta gracia, la necesaria para rellenar casi media página del periódico en un último y amodorrado día de Agosto. Sin embargo demuestra una total falta de precaución y seriedad informativa, y sólo pone en evidencia un sistema referencial falto de perspicacia administrativa, pero no proyectiva.
El diseño "del callejero", que usted atribuye a "un urbanista gongorino", es un concepto equívoco, dado que Ud. quiere referirse en realidad a la vinculación entre estructura física urbana y relación con el nomenclator viario y la numeración de portales. Para su mejor comprensión empezaré por aclararle que los responsables de ambos son distintos, y que el segundo depende exclusivamente de la administración local, es decir Ayuntamiento, responsable del Nomenclator Callejero y Numeración de portales.
Aceptado que parte de las quejas de visitantes y proveedores que Ud. glosa son ciertas, debería Ud. haberse informado más a fondo sobre la cuestión, y saber que la mayoría de "...los más viejos del lugar", conocen perfectamente su barrio, y que éste estaba perfectamente señalizado por la propia empresa constructora con carteles/mapa de lectura nocturna del tipo "Ud. se encuentra aquí ahora...", situados en cada esquina pero finalmente perdidos por la falta de conservación municipal. Pero además, debería Ud. haberse informado de lo siguiente:
- El trazado original de la red viaria, principal y secundaria, perfectamente estudiado y conectado con el entorno bajo la teoría de "Malla Hexagonal", era un sistema calculadamente articulado respecto del uso del espacio urbano global y sus distintas funciones, que las sucesivas administraciones con responsabilidad en la gestión urbanística se han encargado de distorsionar en todos su aspectos: Cambiando el sentido del tráfico; no aplicando el concepto de sentido único, como estaba previsto; obligando a ajustes de trazado no planificados e incorporando nuevas calles y enlaces en sucesivas reformas del Plan Parcial original (Calle Antonio Machado y Vía Rápida Sinesio Delgado entre otras), o del desarrollo del entorno suburvial, y en general trastrocando, por desconocimiento y falta de interés de la técnica municipal, el meditado planteamiento orgánico de los prestigiosos (y racionalistas), arquitectos urbanistas autores del proyecto: Don Antonio Perpiña Sebriá, Don Luis Iglesias Martí y Don Carlos De Miguel.
- La Ciudad de los Poetas fue, desde su concepción, planificado como un conjunto residencial que aportaría una estructura urbana distinta para satisfacer las formas de vida comunitaria emergentes en los albores de una mayor tensión por la democratización social y política; unas formas más integradas y enriquecedora, que la técnica municipal también se ha encargado de distorsionar en todos estos años. Desde su concepción, la idea fue justamente nominar todas sus calles, plazas y accidentes urbanos con la recordación de los nombres de los grandes poetas españoles, (conviene no olvidar que la mayoría estaban bajo sospecha política, y por lo tanto tal proposición fue inviable), y no con el insulso y dudoso toponímico local que impuso la administración de aquél entonces (1964/67), y al que hoy día sigue absurdamente recurriendo si exceptuamos la Avda. Antonio Machado y el centro Cultural Julio Cortázar. (Hace años que reclamamos el nombre de Blas de Otero, ilustre habitante que fue de este barrio, para bautizar a alguna de sus calles o rincones).
- Lo que el autor del artículo en cuestión llama sarcásticamente, sólo basándose superficialmente en su apariencia física y en las escasas y circunstanciales opiniones recogidas, "...laberinto en verso", fue realmente planificado como un sistema urbano articulado sobre espacios peatonales diversos, múltiples y cambiantes, no para enloquecer o marear a sus usuarios y visitantes, sino para darles la posibilidad de enriquecer sus habituales experiencias urbanas y hacerlos partícipes de las mismas o parecidas sensaciones que disfrutaron los históricos habitantes de las maravillosas ciudades medievales, moras y cristianas, de la península o del mediterráneo. El mismo goce sensual (el diseño de los jardines era de un nivel excepcional, igual que el acabado de los espacios públicos interiores), y la misma posibilidad de abstracción e interiorización del habitat. Todos los " ..más viejos habitantes del lugar" conocemos hasta cinco o seis recorridos distintos para llegar al mismo sitio, a veces sin cruzar ninguna calle o vía de tráfico rodado. Es lo que en su desconocimiento, el articulista llama "...cisco sin par... Tanto, que ni el mismísimo don Luis de Góngora,...habría sido tan rebuscado."
- Debe saber el Sr. Neira, que ese complejo diseño de La Ciudad de los Poetas mereció en su momento, desde la crítica especializada, la demanda emergente y los cónclaves profesionales internacionales, innumerables elogios justamente por esa "buscada" disposición de la continuidad del espacio peatonal y la propia organización plástica y constructiva de los edificios, y que innumerables artículos en órganos populares o especializados de opinión así lo avalan, lo mismo que su presentación, como ejemplo significante, al Congreso de la UIA celebrado en 1970 en Buenos Aires, o su visita por los profesionales de todo el mundo, durante el siguiente congreso celebrado en Madrid. Uno de esos artículos, publicado en la revista "Jardín y Paisaje" Nº 5, de Enero/Febrero de 1973, decía:
"Las semejanzas estriban (con una ciudad medieval), en primer lugar, en la radical separación peatón-vehículo, que al conferir mayor importancia a los espacios destinados al primero, consigue obtener situaciones espaciales que el vehículo había ido erradicando de las circunstancias urbanas a causa de su distinta movilidad. Los espacios urbanos han vuelto a ser de exclusivo uso del peatón y, por lo tanto, conformados a su propia escala de movilidad y relación."
- Por último, y como anécdota curiosa del valor "gongorino" de la articulación de los espacios urbanos y la recóndita y oscura distribución de portales, La Ciudad de los Poetas/Saconia Dehesa de la Villa, fue uno de los barrios populares preferidos para la radicación temporal de numerosos dirigentes de la izquierda política madrileña, en una época en que la lucha por las libertades democráticas obligaba a realizar numerosos "mutis por el foro". Tanto que acabó por rebautizarse como "Rojonia".
Comprenda el articulista nuestro enfado ante su interpretación publicada en "EL PAIS", cuando justamente estos días recibimos contestación negativa a las alegaciones presentadas al Nuevo Plan General de Madrid, hechas con la idea de salvar y hacer coherente lo que queda de la idea original de "La Ciudad de los Poetas", ante la intención repetida de la administración de negar o ignorar las particularidades de su concepción. Pues siguen ignorándolas y rechazándolas.
De la misma forma, esa falta de sensibilidad y conocimiento, han llevado a los problemas del nomenclator homofónico y la numeración atrabiliaria de los portales.
Un saludo, quedando a su disposición para mayores aclaraciones o informaciones.

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EN DEFENSA DE CIUDAD DE LOS POETAS
Carta al periódico EL PAIS, Madrid.
29 agosto 1996. No publicada

Estimado Sr. Director:

Mientras rastreo en la prensa el asunto "Ruinas arruinadas en la Plaza de Oriente", y me entero por la televisión del caso "Casa de la Panadería derribada en Aranjuez", recibo vía Correos contestación negativa a las alegaciones presentadas al Nuevo Plan General de Madrid en defensa del legado urbanístico de mi barrio, la "Ciudad de los Poetas", con idéntico fatal resultado: la destrucción no casual o al menos negligente de importantes legados urbanísticos y construídos del pueblo madrileño, salvando las distancias, trascendencias y valores históricos artísticos y culturales relativos, pero con la misma apariencia de desinterés, falta de puesta en valor o sensibilidad de nuestros munícipes y técnicos.
Comparto la opinión expresada estos dias por numerosos expertos, acerca de la importancia para la formación cultural y la educación histórica que significa el poder mantener "reconocibles en su espacio" los legados físicos de otros momentos culturales y sociales. En el caso de Aranjuez, la incidencia del derribo es aún más incomprensible porque expresamente la Casa de la Panadería aparecía catalogada, protegida y englobada en un perímetro definido como Casco Histórico-Artístico por el Plan General del Arq. Rafael Moneo. En el caso de los restos hallados en la Plaza de Oriente, se ha procedido a derribarlos antes de que su exacto valor pudiera ser demostrado. Pero aún así, la importancia de tales ruinas en su ubicación original, independientemente de la valoración que se está absurdamente discutiendo, es tan alta que resulta bochornosa y deplorable la actitud de prepotencia del Ayuntamiento de Madrid al hurtar al pueblo madrileño la posibilidad de su presencia en el corazón histórico de la ciudad.
Las alegaciones al NPG de Madrid, compartidas y duplicadas junto con la Asociación de Vecinos Ciudad de los Poetas/Dehesa de la Villa, explicaban y argumentaban en más de seis folios, la necesidad de mantener vivas las condiciones originales urbanísticas y constructivas de un barrio o conjunto que alcanzó en su momento una muy alta valoración cualitativa y se convirtió en modelo y paradigma de una mejor forma de vida urbana alabada en congresos de urbanismo, crítica especializada y demanda de un mercado emergente, y que aún hoy sirve como objeto de estudio y valoración. Y se reclamaban tales medidas ante la propia desidia de una administración que ha permitido, por falta de sensibilidad y conocimiento, la destrucción y minusvaloración paulatina de ese legado, reformando sin criterios la normativa, permitiendo construcciones no homologables o despreciando los principios esenciales de su concepción, y sobre todo y como consecuencia, subvirtiendo las formas de vida comunitaria inmersas en ella.
Pues bién, tales extensas argumentaciones, apoyadas en la opinión de expertos y en el sentir de la mayoría de los actuales habitantes del barrio, han merecido una contestación lamentable, resumida en tán sólo dos líneas sobreimpresas en un largo y monótono expediente burocrático:
"Se deniega la alegación por no ser compatible con las determinaciones urbanísticas establecidas por el Plan General para el área en cuestión, manteniéndose la regulación urbanística del Documento de Aprobación Inicial".

Norberto Spagnuolo Di Nunzio

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Sr. Director Diario "EL PAÍS"
Sección MADRID / Cartas
C. Miguel Yuste 40 / Madrid.

Madrid, 10 de Abril de 1997

Estimado Sr.:
A veces, la filmografía americana es corta en sus aspavientos futuristas y en las críticas caricaturescas de la realidad que nos rodea, nos imponen, o nos organiza la vida. En mi barrio se ha producido la segunda invasión de GAS NATURAL, que aún no siendo marciana va dejando similares huellas de desconcierto, ofuscación y transmutación del medio ambiente casi tan drásticas como las que se producen en ¡MARS ATTACK!. Me dicen que debería estar contento, y no sentirme aislado o menospreciado porque tal situación se haya ensoñerado últimamente de casi todas las calles de Madrid. Y lo más dificil de entender es que todo lo hacen -dicen ellos- por nuestro beneficio, por nuestro mayor confort.
Lo cierto es que en mi barrio, debajo de mi propia casa, sobre los tranquilos y cuidados paseos peatonales que hasta ahora la rodeaban, se ha iniciado el ataque feroz de este superpoderoso imperio de los servicios que trabaja por nuestro bienestar. Para calmar nuestros nervios, nuestra angustia de futuro incierto, nos han comunicado previa y elegantemente el Plan de Ataque, y se han comprometido -¡váyase a saber en qué grado!- a dejar nuestro territorio, nuestro solar propio y común, ¡igual de bonito que antes!.
Pero sabemos que no es cierto, podemos comprobar calle a calle, plaza a plaza, las cicatrices apenas disimuladas de las temibles máquinas que taladran el pavimento de hormigón, y las pocas hábiles suturas con que tratan de disimularlas los soldados menos formados y peor pagados. Pero si nos negásemos a ello, si retrasáramos su plan, nos presionan con la idea de que corremos el peligro de acabar sin combustible para nuestra cocina, sin calor para el agua de nuestros baños, sin energía para caldear nuestro hogar. Y nos sentimos impotentes porque es nuestro teórico y público defensor, nuestro consistorio municipal, el primero que nos abandona, el primero que consiente que nuestro entorno se degrade cada día más, que sea territorio disponible para las maniobras de todos los imperios de servicios que nos alegran la vida.Para que puedan observarlo, les envío las fotos de campaña.

Fdo. Norberto Spagnuolo di Nunzio
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Sr. Director Diario EL MUNDO
Sección Cartas al Director / Madrid

Madrid, 11 de abril de 2000

Informan los medios de comunicación que en el Ayuntamiento de Madrid, esperando su oportuna y necesaria licencia, hay 25.000 expedientes para acometer calas y obras en la vía pública madrileña. Cabría preguntar al Sr. Alcalde, y a sus concejales delegados en Vías Públicas, Obras y Servicios, y a los concejales presidentes de las Juntas de Distrito, si son partidarios de la destrucción de la ciudad para vivificaría y reconstruirla sin solución de continuidad, para embellecerla y mejorarla como grandes ediles, o simplemente para alegrar el espíritu y la economía de las compañías de servicios: Gas Natural, Madritel, Telefónica, Canal de Isabel II, las concesionarios de P.A.R., etc., y sus mandatarios deconstructivos, y de paso agobiar y cabrear a los ciudadanos.
Lo cierto es que nosotros, los ciudadanos, estamos hartos de que nuestros munícipes, por dejación de su responsabilidad en la concesión de licencias con las debidas garantías y resguardos, por la ausencia absoluta de supervisión y control o actuación correctora, esten permitiendo por defecto la destrucción de los entornos ambientales y construidos, públicos y privados, de los barrios periféricos. Los cuidados, controles y mejoras parecen sólo ejercerse en los distritos centrales, y sobre todo, en aquellos de categoría y representación urbana o de alto nivel económico, que son los que se vigilan y enriquecen constantemente, en ornato y cualidad de urbanización, en cuidado y limpieza. Aunque también es cierto que los castigan o "premían' con esos horribles monumentos y fuentes sin gracia, con esas plazas públicas surrealistas en el mal sentido, realizados en periclítados y aculturales "estílos".
En nuestros modestos y periféricos barrios de clase media y baja, la impunidad de los concesionarios de los llamados "servicios públicos", y sobre todo de sus, ¿constructoras?, contratadas, y aún de los responsables públicos de todo eso, es absoluta. Nuestro barrio en concreto, La Ciudad de los Poetas, vulgo Saconia-Dehesa de la Villa, por ejemplo, era en los años sesenta y setenta uno de los espacios urbanos construidos más dignos, mejor solucionados, y física y socialmente más solidarios del nuevo Madrid en crecimiento. Entre otras cosas, además de por su calidad edilicia y urbanística, porque la mayoría de las zonas libres eran de uso público, aunque el Ayuntamiento nunca asumiera esa realidad y tratara continuamente de ignorarla o boicotearla.
En la actualidad, la destrucción, el caos, la mezcla difusa de público y privatizado a la fuerza, la carencia de sentido común o respeto histórico, ha convertido a esos espacios, verdes o peatonales, a las calles y aceras, en un campo de batalla en manos de las concesionarios de servicios y de sus torpes contratas, abatidos sobre calles, aceras y plazas interiores sembrando el "estado de obras" más anárquico, destructor, chapucero y prepotente que se pueda concebir en una sociedad supuestamente desarrollada, evidenciando que ni las obras, ni sus licencias municipales, ni su seguimiento, cumplen con los mínimos requisitos de control, calidad, acabado, seguridad, respeto y preservación del patrimonio común, público o privado, histórico, actual o circunstancial, sembrando de horribles cicatrices, sin cultura ni nivel técnico, algo que en su momento fue dignamente diseñado y construido.
Son ustedes Srs. munícipes, y las compañías de servicios autorizadas, los verdaderos destructores de la ciudad periférico, por dejadez, falta de responsabilidad, no entendimiento ni respeto del legado urbanístico y edilicio, búsqueda mediocre de la rentabilidad inmediata, etc., etc. Y para colmo, ahora amenazan con más, mayores y continuas catástrofes de transustansacíón urbana para acercar -dicen y justifican- la vida moderna, la calidad de vida, el confort al ciudadano común, sin darse cuenta que eso se está "construyendo" sobre las ruinas de una estructura urbana que no se mejora, sino que se degrada día a día, que se destruye, y que, sobre todo, sus habitantes la hemos pagado ya varias veces y la seguimos pagando, cuando adquirimos nuestras viviendas primero, y a lo largo de decadas de contribución urbana, plusvalías, impuestos diversos, etc., etc., después. ¿Será que todo ese dinero lo necesitan para la mejora de los barrios centrales y representativos, de los barrios de lujo donde residen ustedes, y los propietarios de esas empresas?
La últimísima invasión destructora ha caído por manos de la empresa MADRITEL, dispuesta a ponernos en un plis plas, y a pié de puerta, la mayor teconología intercomunicativa del momento, eso sí, después de haber dejado nuestro entorno hecho un colador y relegando a la buena voluntad e inversión municipal las reparaciones a largo plazo de tal destreza deconstrucitva, que nuevamente pagaremos nosotros, los ciudadanos, a través de los impuestos corrientes.
Mientras tanto, el Ayuntamiento nos informa en plena precampaña electoral, profusa e ilustradamente, que en el distrito de Moncioa se dispone de "unos equipos de limpieza con más personal, y maquinaria de últíma generación", y todo ello para que nos alegremos, porque sólo pretenden " ... mejorar su caridad de vida y conseguir que Madrid síga estando, como hasta ahora, entre las capitales europeas con mayor caridad ambiental". Y para que nos desesperemos sin remedio, concluyen: "Por ello le solícíto su imprescindible ayuda para que síga cuídando sus calles y plazas con el mísmo interés y detalle que hasta ahora".
Llevamos veinticinco años pidiendolo, denunciándolo, exigiéndolo. Y fué en vísperas electorales, cuando han venido a visitar las ruinas con sofisticados aparatos inútiles manipulados por un enjambre de elegantes empleados vestidos de marcianos verdes con mascarilla, aterrizando hacia el atardecer, y soplando, con fría elegancia, el polvo infinito de las calles. Ya los hemos perdido de vista entre vallas y montones de esombros.

Fdo. Norberto Spagnuolo di Nunzio
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